domingo, 4 de mayo de 2008

Ciudad No Cuervo por Alejandro El Justo


Una tarde, un cuervo se encontraba volando, cuando cansado de viajar hacia su destino de cultivos de maíz decidió descansar en una rama de un árbol de la ciudad que con su vuelo cruzaba. El Cuervo, que no era más que un simple cuervo, nunca se percató que se posaba sobre un árbol de la llamada Ciudad No Cuervo y seguramente, si lo hubiera sabido, al animal no le hubiera importado. Cuando la gente notó que en la ciudad, que en su nombre especificaba que ese tipo de criaturas voladoras no debían de habitarla, se empezaron a preocupar. Pensaban en voz baja – ¡Oh Dios!... un Cuervo-. Y se miraban unos a otros de reojo, y en silencio, especulando -¿Qué tramará? ¿Estará anunciando el fin de nuestra civilización tal y como la conocemos?- Pero nadie alzo la voz. Nadie quería alarmar a nadie. En silencio se fueron de ahí. Esa noche, todos los habitantes de Ciudad No Cuervo decidieron marcharse. Dejando atrás escuelas, casas, trabajos, iglesias, parques y museos. Todo dejo de tener sentido si el nombre de la ciudad, no había impedido que aquella criatura emplumada se posara sobre un árbol del lugar, era por que el nombre ya no tenia sentido, y había que abandonar el lugar antes de que el mismo lugar dejara de tener sentido; y mucho antes de que sus habitantes dejaran de tener sentido. En cuestión de horas la ciudad fue abandonada completamente, hasta por el mismo cuervo que continuó su vuelo hacia los dorados campos de maíz. Y yo por mi parte, no me queda otro remedio más, que cambiar el nombre de la Ciudad No Cuervo por el de... Ciudad No..